Muchos niños con discapacidad se enfrentan a múltiples desafíos de cara a mantener un peso
saludable. Aversiones alimentarias, efectos secundarios de medicamentos y
limitaciones en la movilidad, los predisponen al sobrepeso y a la obesidad,
agravando la epidemia de obesidad. Un estudio encontró que entre adolescentes con síndrome
de Down, 86% tuvieron sobrepeso u obesidad. De acuerdo al Centro para la
prevención y control de enfermedades, los
niños con discapacidad tienen 38%
más riesgo de tener obesidad que
sus contrapartes.
13% de
las familias tienen algún niño con discapacidad. También
muy a menudo, los niños con discapacidad han
quedado fuera de las discusiones de la obesidad. Cada vez escuchamos con mayor
frecuencia por parte de los padres con niños con discapacidad, lo difícil que es mantener un peso saludable en sus hijos. ¿Como podemos ayudarles a tomar decisiones saludables? ¿Como podemos ayudarles a controlar su peso, especialmente
en aquellos que están bajo medicación? ¿Como pueden tener mayor
movimiento, que sea divertido y seguro para ellos? Dado que los niños con necesidades especiales son primeramente niños y luego discapacitados, ellos requieren un nivel extra
de consideración y atención en orden a mantener un peso saludable.
¿Qué
es la obesidad?
La
obesidad es definida por el índice de masa corporal, que
estima la cantidad de grasa en el cuerpo de una persona, basado en el peso y la
talla.
Un niñ@ es definido a tener sobrepeso cuando su IMC está encima del
percentil 85 y abajo del percentil 95, para los niñ@s de la misma
edad y sexo.
Un niñ@ es definido a tener obesidad cuando su IMC está encima del
percentil 95, para los niñ@s de la misma edad y sexo.
Las investigaciones han demostrado que tanto los niños como los
adultos con discapacidad tienen más riesgo de sobrepeso y obesidad que sus contrapartes.
Estadísticas
Las olimpiadas especiales, que es un programa recreacional a
nivel mundial para gente con discapacidad. Y a pesar del involucro
en deportes, se estima que 16.1% de los atletas investigados tienen sobrepeso y
32.9% tienen obesidad. Todos juntos, cerca de la mitad de esos atletas no tienen peso saludable.
Esto es alarmante porque una vez con sobrepeso u obesidad, por lo general
tienden a no querer realizar actividad física. Además 22.5% de los niños con discapacidad tienen obesidad, comparados con el 16 de los
niños sin
discapacidad. El problema es más pronunciado en niñas que en niños:
Entre las niñas con discapacidad de 2-17 años, la prevalencia de obesidad es del 23%. Mientras que en las niñas sin
discapacidad es del 14%.
Entre los niños con discapacidad de 2-17 años, la prevalencia de obesidad es del 21%. Mientras que en los
niños
sin discapacidad es del 17%.
El problema es más agudo en los que inician la adolescencia. La CDC encontró que el 18% de
los niños sin discapacidad, de 10-14 años tiene obesidad, mientras que en niños con
discapacidad del mismo grupo de edad, tiene obesidad el 30%. Mientras los niños sin
discapacidad tienen muchas opciones para controlar su peso, a través del deporte y
otras actividades. Los niños con discapacidad a menudo no las tienen.
Las diferentes clases de discapacidad ofrecen sus propios desafíos:
80.6% de los niños con limitación funcional para
la actividad física tienen sobrepeso u obesidad
50.8% de los niños que reciben
servicios de educación especial tienen sobrepeso u obesidad
44% de los niños con déficit de atención tienen sobrepeso u obesidad
En un reporte del 2010, un grupo de investigadores midió el IMC de 461
adolescentes de 12 a18 años con discapacidad física, intelectual o del comportamiento, y se encontró lo siguiente:
67.1 de los adolescentes con desorden del
espectro autista, tuvieron sobrepeso u obesidad
86.2% de los adolescentes con síndrome de Down,
tuvieron sobrepeso u obesidad
18.8% de los adolescentes con parálisis cerebral
tuvieron sobrepeso u obesidad
83.1% de los adolescentes con espina bífida tuvieron
tanto sobrepeso u obesidad
39.6% de los adolescentes con discapacidad
intelectual tuvieron sobrepeso u obesidad
Impacto
Consecuencias para las vidas de los niños
Los niños con discapacidad deben de trabajar más duro que sus
contrapartes para lograr sus tareas cada día. La obesidad les adiciona una barrera de dificultad tanto para
el niño como para sus padres.
Así es como:
La obesidad puede hacer más difícil el movimiento y dificultar la habilidad para participar en
actividades de ocio, que van desde juegos en el recreo o en el parque de
diversiones.
La obesidad, adiciona un estigma para el niño ya de por si
estigmatizado por su misma discapacidad.
La obesidad ofrece más dificultad para sus padres para ayudar a los niños con tareas
cotidianas diarias como bañarse o ir al baño.
La obesidad le agrega al niño, adolescente y adulto con discapacidad, riesgo aumentado para
diabetes tipo 2, enfermedad cardiovascular, asma, apnea del sueño, problemas
ortopédicos, ginecológicos, etc.
Además la obesidad eleva el costo para cuidados de la salud, ya de por sí alto en niños con discapacidad.
Factores
de riesgo
Obstáculos para lograr peso saludable en niños con
discapacidad
Factores de riesgo para obesidad en la
población general
Las causas de obesidad no son un misterio, y paradójicamente, lo
que precipita su incremento no es complemente comprendido. En términos simplistas,
la gente gana peso cuando consumen más calorías de las que gastan. Pero la raíz de las causas detrás del desequilibrio calorías/actividad, son aún tema de debate. ¿Es nuestro
estilo de vida sedentario? ¿Es nuestra comida altamente procesada? ¿Hay otros
factores a considerar?
Razones comúnmente citadas como causas de obesidad:
El alto precio de los alimentos saludables comparados con los no
saludables
Tamaño de las porciones más grandes
Alimentos procesados mayormente disponibles
Aumento en el consumo de bebidas azucaradas
Disminución en la actividad física
Mayor tiempo frente a pantallas
Sueño inadecuado
Aumento en la exposición a alimentos y medio ambiente que causa alteración del
metabolismo endocrino
Factores de riesgo para obesidad en niños con
discapacidad
Los niños con discapacidad tienen los mismos factores de riesgo para
obesidad que otros niños. Pero ellos también tienen un gran conjunto de factores en relación a su propia
discapacidad. Se han identificado 7 factores de riesgo de cara a la obesidad:
Factor
de riesgo 1: Una más compleja relación con los alimentos
Una dieta saludable, es alta en frutas y verduras, granos
enteros y proteínas y baja en grasas y azúcares. Pero los niños con discapacidad pueden tener barreras físicas o de
comportamiento para una dieta saludable. Los niños con síndrome de Down y parálisis cerebral pueden tener problemas para la masticación y la deglución que los puede
llevar a comer alimentos más suaves y más procesados. Niños con desórdenes del espectro autista pueden tener una intensa aversión a ciertas
texturas, sabores y colores, lo cual los lleva a consumir un limitado surtido
de alimentos. "Podemos tener a un padre diciendo, todo lo que el come son emparedados de mermelada y mantequilla de cacahuate" y no es tan fácil decirle,
"pues no le dé esas cosas". Los padres de niños con
discapacidad a menudo son reacios a entrar en conflicto con sus hijos respecto
a la comida, tanto porque ya de por si están luchando suficiente con el comportamiento y la discapacidad o porque no desean
eliminar una fuente de placer para un niño que ya de por sí tiene muchos desafíos. Otro factor es la influencia de los compañeros. El deseo
de encajar, es fuerte para cualquier niño. Si otros niños están comiendo dulces o tomando jugos, tratar de evitar esos
alimentos llega a ser más difícil, especialmente si esas elecciones están ampliamente disponibles en el campus escolar. Otro situación se presenta cuando los padres, terapeutas, profesores, ofrecen
dulces u otros alimentos no saludables para cambiar conductas y con menos
frecuencia, para castigar el comportamiento no deseado, con la retención de ellos.
Ambos enfoques hacen a éstos alimentos más deseables. A veces el alimento se utiliza simplemente para
expresar afecto o aumentar el cumplimiento. A veces el personal de la escuela
les pone algo extra en el plato como una galleta, porque piensan que están haciendo algo
dulce, pero más bien, es una forma extraña de discriminación.
Factores de
riesgo 2. Barreras al ejercicio
El ejercicio es vital no sólo para mantener un peso saludable, sino también para mejorar
el tono muscular, la circulación y el estado de ánimo. Cuando los niños con discapacidad tienen ejercicio regular, están ayudando a
controlar la progresión de las enfermedades crónicas y el declive funcional, mientras que mejora su salud en
general. Pero el 39% de los jóvenes con discapacidad física informan de no realizar ejercicio en absoluto.
Las razones son muchas. Los niños con enfermedades cardíacas o
respiratorias tienden a cansarse más fácilmente, por lo que es más difícil para ellos participar en la actividad física. Los niños con parálisis cerebral,
espina bífida o la distrofia muscular puede tener problemas importantes
de movilidad. Muchos niños con discapacidades necesitan modificaciones para poder
participar en actividades de acondicionamiento físico, y pueden no tener acceso a equipos de
adaptación o de clases de recreación incluso. Por ejemplo, mientras que los niños con una gran
variedad de discapacidades disfrutan jugando en el agua, esa opción no puede estar
a su disposición si la piscina no tiene un ascensor para entrar y salir. Un
estudio de los factores que afectan a la recreación y la participación de actividades
de ocio de los niños con discapacidad, encontró que las tres barreras principales fueron las
propias limitaciones funcionales de los niños, el alto costo de los programas y de los equipos
especializados, y la falta de facilidades o programas.
Factores
de riesgo 3. Medicamentos
Setenta y cinco por ciento de los niños con cuidados
especiales de salud necesitan tomar por lo menos un medicamento con receta.
Muchos medicamentos, en particular ciertos antipsicóticos,
antidepresivos, anticonvulsivos, estabilizadores del ánimo y neurolépticos, se
asocian con aumento de peso. "Parecería que los médicos no necesariamente ven de cerca las consecuencias de la
prescripción de ese tipo de medicamentos en términos de que sea perjudicial para la salud
de un niño con discapacidad".
Factores
de riesgo 4. Estrés de la familia
Los padres de niños con discapacidad, tienen horarios llenos entre citas de médicos y
terapeutas, las responsabilidades adicionales del transporte. Con tanto
quehacer, los alimentos procesados altos en calorías parece ser una opción más viable que la
de cocinar. De la misma forma, el ejercicio cae en la categoría de "tal
vez algún día, cuando tengamos tiempo". El 21% de las familias informan
grandes cargas financieras, porque no pueden trabajar tiempo completo o por
gastos que no cubre el seguro medico. Los alimentos saludables, el ejercicio o
la consulta profesional, puede estar simplemente fuera de su alcance. En suma,
la carga financiera adicional pueden hacer que las iniciativas de control de
peso parezcan abrumadoras. Como un estudio señala, "es necesario dinero y tiempo para
preparar alimentos sanos, aumentar la actividad física y reducir el tiempo frente a pantallas,
puede ser más difícil para esas familias que están luchando con las finanzas, el tiempo, energía, y las
presiones asociadas con el empleo".
Factores
de riesgo 5. Desordenes genéticos.
Ciertos trastornos genéticos que se acompañan de obesidad, como síndrome de Prader-Willi, Bordet-Biedl, Cohen, Borjeson,
Carpenter, MOMO, y otras condiciones como el síndrome de Down, espina bífida y
trastornos del espectro autista tienen características para un particular riesgo de obesidad.
Factores
de riesgo 6. Percepción del riesgo
Niños con discapacidad a menudo están ansiosos de participar en actividades físicas. Pero los
padres, maestros, pediatras y entrenadores, pueden sentir que la actividad física será muy difícil, peligrosa o
muy decepcionante. "Parte de todo esto tiene que ver con los estereotipos,
y la idea de que los niños con discapacidad están demasiado enfermos para participar en actividades físicas. Un
estudio encontró que los pediatras frecuentemente subestiman los beneficios y
sobrestiman los riesgos de la recreación física. Los padres tienden a preocuparse por miedo al fracaso y a
que el niño pueda lastimarse con el desafío físico. En un estudio de niños entre 11 a 16 años con discapacidad, 68% de los padres no quieren que sus hijos
se lastimen o se puedan poner en una situación en la que sean vulnerables."Todos los
niños se van a caer
y lastimarse las rodillas, tener un esguince del tobillo, está bien, los
beneficios de la actividad física superan los riesgos y vale la pena". Los atletas con
discapacidad tienen tasas similares de
lesiones que otros atletas. Es un riesgo mayor sentarse y no hacer nada.
Tenemos que conseguir que se muevan, desafiar a los niños a disfrutar
del ejercicio y disfrutar de la diversión y la salud física y emocional que viene del mismo. A menudo las
preocupaciones de los padres tienen que ver con sus raíces de un mal
modelo deportivo (ganadores y perdedores).
Factor
de riesgo 7. Aislamiento social
Los niños con discapacidad tienen menos amigos que otros de su misma
edad, por lo que se pierde la oportunidad para jugar en un entorno al aire
libre. Al mismo tiempo son excluidos del equipo de deportes, porque creen que
no contribuirán a la victoria. A menos que se les de oportunidad para
participar en actividad física estructurado o no, los niños con discapacidad serán inactivos.
Factor
de riesgo 8. Tiempo frentes pantallas.
La mayoría de los niños en nuestra cultura tienen acceso a un surtido alucinante de
diversiones sedentarias como televisión, videojuegos y las computadoras. Los entretenimientos se ven
como "enviados del cielo" en las familias de niños con
discapacidad y que a menudo se utilizan para proporcionar "tiempo
libre" para la familia. Al mismo tiempo, sin embargo, el tiempo
frente a pantallas está fuertemente asociado con obesidad. Aunque las razones de esto
no se entiende completamente, los estudios han encontrado que el ver televisión reduce la tasa
del metabolismo de los niños, mas que el mismo descanso. Al mismo tiempo los televidentes
están expuestos a un
constante bombardeo de la publicidad de refrescos, bocadillos, comidas rápidas y dulces,
que es una de las razones porque la gente tiende a merendar mientras ve
televisión. La obesidad infantil esta casi directamente relacionada con
la cantidad de tiempo que pasan los niños frente a las computadoras y televisores.