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viernes, 6 de septiembre de 2013

Detección de la enfermedad celíaca en niños

La enfermedad celíaca, es una enfermedad autoinmune (provocada porque el sistema inmunitario ataca las células del propio organismo) y es una condición genética que se da en algunas familias. El trastorno ocasiona intolerancia al gluten que son las proteínas que se encuentran en el trigo, centeno, cebada y otros cereales derivados. Cuando un niño padece la enfermedad, el gluten daña las vellosidades del intestino delgado, causando que no se absorban los nutrientes necesarios para su desarrollo y crecimiento, y cuando esto ocurre, el niño sufre desnutrición.
¿Cómo se puede diagnosticar la enfermedad?
Obviamente hay que pensar en los síntomas de la enfermedad, pero habitualmente podríamos suponerla con los datos clásicos que todos conocemos, como el caso de un niño que está perdiendo peso, con el abdomen abultado y que tiene diarrea. Pero actualmente se sabe que el diagnóstico es más frecuente en niños que no tienen los síntomas clásicos, es decir, que primero habría que pensar en la enfermedad y no necesariamente en los síntomas clásicos.

Así que ahora hay que considerar que si un niño tiene alopecia (pérdida de cabello), alteraciones de la glándula tiroides, dolores de cabeza crónicos, osteoporosis temprana u osteopenia, elevación de las enzimas hepáticas, anemia, estreñimiento, dolores de piernas y en las articulaciones, y otros más que no son los síntomas clásicos, a menudo se pueden observar en niños con diagnóstico de enfermedad celíaca. Si un niño tiene un síntoma particular que no se relaciona con otra enfermedad o condición, hay que pensar en enfermedad celíaca.
Entre el 10 y 20% de los niños con diabetes tipo 1 también tienen enfermedad celíaca. Los niños con síndrome de Down, síndrome de Turner, también tiene mayor predisposición. El hipotiroidismo y otras afectaciones reumatológicas autoinmunes deben de hacernos pensar en enfermedad celíaca.
Debido a que es una enfermedad genética y hereditaria se necesitan pruebas de detección para la familia, parientes en primer y segundo grado. Hay una mayor predisposición para la enfermedad en los miembros de la familia, independientemente de que tengan o no síntomas particulares.
¿Cómo se empieza con la investigación? Lo primer es realizar un análisis de sangre para medir la inmunoglobulina A, ya que los niveles de inmunoglobulina A se encuentran elevados en presencia de enfermedad autoinmune. Si el nivel de inmunoglobulina A es bajo, pero la sospecha es alta, entonces no se puede confiar en las pruebas de anticuerpos tradicionales, requiriendo entonces medir los anticuerpos transglutaminasa tisular, los anticuerpos antiendomisio y el de la gliadina desaminada. Los anticuerpos habitualmente son elevados tanto en niños como adultos con enfermedad celíaca.
El último punto a considerar es el diagnóstico temprano, porque si un niño se diagnostica a los 10 años, hay un 25% de que desarrolle una enfermedad autoinmune, por lo que un análisis de sangre y un diagnóstico precoz es la clave

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